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Chüya Nakahara
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Descripción

Poesía

 

 

 

Canciones de una cabra

Techos de chapa que muerden galletas de arroz, olas plateadas que el tiempo lanza a través del desierto, la luna abriendo una lata oxidada de tabaco y fumando un cigarrillo. Aun después de descubrir a los poetas simbolistas franceses, a quienes Chūya Nakahara admiró y tradujo, su estilo siempre conservó algo del espíritu irreverente y libre del movimiento dadá que lo inició en la poesía.

Frescos y musicales, los poemas de Canciones de una cabra nos invitan a encariñarnos con Chūya Nakahara y a entender por qué es uno de los poetas más celebrados de Japón.

 

«Nakahara caminaba con las manos en los bolsillos de la chaqueta, con un atuendo idéntico al de Rimbaud en el retrato que dibujó Verlaine: ropa y camisa negras, sombrero de ala ancha y pelo colgando sobre el cuello». Tetsutarō Kawakami

 

«Lo importante para Chuya Nakahara era el acto de confesión, no la construcción de un poema. Parecía pensar que el lenguaje, cualquier lenguaje, brotaba de adentro. Por eso su poesía era esencialmente una ética». Hideo Kobayashi

 

«Chuya Nakahara es el mejor poeta del Japón moderno». Shohei Ōoka

 

 

 

Chüya Nakahara nació en la ciudad de Yamaguchi el 29 de abril de 1907 en el seno de una familia acomodada, la cual le proporcionó una esmerada educación. Desde muy joven, sintió una especial inclinación por la poesía, que se reveló más acusada tras la inesperada muerte de Tsugoro, su hermano menor, en 1915. El padre, médico cirujano del ejército, aspiraba a que su primogénito continuara la tradición familiar y se dedicara a la medicina, pero el joven Chūya quería ser poeta y se sentía alejado de su familia, de la que se distanció finalmente cuando se fue a vivir con la actriz Yasuko Hasegawa en 1924. En ese mismo año, la pareja se traslada a Tokio y la capital se convierte en una enciclopedia para un Chūya ávido de conocimiento que comienza a labrarse su imagen de poeta bohemio influido por la obra de Rimbaud. Tras unos años de infructuosos esfuerzos, Chūya entra finalmente en la Universidad de Lenguas Extranjeras de Tokio en 1931, donde estudia francés hasta 1933, año en el que se casa con Takako Ueno, en un matrimonio arreglado por su familia. En octubre de 1934 nace su primer hijo, que fallece prematuramente en noviembre de 1936. Como consecuencia, Chūya sufre una crisis nerviosa que lo lleva a ser ingresado temporalmente en una clínica psiquiátrica. Tras salir de la clínica y dedicarse durante unos meses a sus tareas de traductor y poeta, la voz de Chūya se apaga definitivamente el 22 de octubre de 1937.