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La niña blanca

En esa esquina de Córdoba y Lavalleja había estado oculto durante años el cadáver embalsamado de Eva Perón. ¿Qué haría con ella las noches de tormenta el acomodador? La abanderada de los humildes pernoctaba en algún lugar del viejo cine del barrio de Palermo en convivencia con la familia de un coronel golpista y un sádico que acomodaba pudorosamente adolescentes para acariciar sus partes pudendas; material de archivo de masturbaciones que hacían vibrar las paredes. En las noches de verano, cuando se corría el toldo del techo de la sala y se veía la película bajo la bóveda astral, el acomodador con el pantalón abultado se paseaba observando el centro de pantalones y polleras. Y en las noches de tormenta, cuando cerraba temprano e iba al encuentro de la mujer, ¿no lo detenía la punta de la nariz arrancada?, ¿los psicópatas carecen de estética? ¿Qué destino hubiera tenido el país con Evita vicepresidenta? ¿Hubiera salvado a hombres como V.?, condenados a prostituirse por vestirse con ropas de mujer, arreglarse como mujer, modificar la voz para aparentar ser mujer. Y ser…, finalmente; una travesti pobre, abusada, lumpen.”

 

 

Alfredo Hugo Navigante nació en Buenos Aires en  1956. Publicó en poesía La Vergüenza (Tantalia/Crawl, 2005) y Zaguanes (Paradiso, 2009).

 

 

La niña blanca , Alfredo Hugo Navigante.

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En esa esquina de Córdoba y Lavalleja había estado oculto durante años el cadáver embalsamado de Eva Perón. ¿Qué haría con ella las noches de tormenta el acomodador? La abanderada de los humildes pernoctaba en algún lugar del viejo cine del barrio de Palermo en convivencia con la familia de un coronel golpista y un sádico que acomodaba pudorosamente adolescentes para acariciar sus partes pudendas; material de archivo de masturbaciones que hacían vibrar las paredes. En las noches de verano, cuando se corría el toldo del techo de la sala y se veía la película bajo la bóveda astral, el acomodador con el pantalón abultado se paseaba observando el centro de pantalones y polleras. Y en las noches de tormenta, cuando cerraba temprano e iba al encuentro de la mujer, ¿no lo detenía la punta de la nariz arrancada?, ¿los psicópatas carecen de estética? ¿Qué destino hubiera tenido el país con Evita vicepresidenta? ¿Hubiera salvado a hombres como V.?, condenados a prostituirse por vestirse con ropas de mujer, arreglarse como mujer, modificar la voz para aparentar ser mujer. Y ser…, finalmente; una travesti pobre, abusada, lumpen.”

 

 

Alfredo Hugo Navigante nació en Buenos Aires en  1956. Publicó en poesía La Vergüenza (Tantalia/Crawl, 2005) y Zaguanes (Paradiso, 2009).