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Poesía 

 

 

 

Guitarra vieja

Es posible que el entrerriano Aníbal Marc. Giménez haya pasado desapercibido ante los radares críticos de la región debido a que nunca publicó un libro que reuniera sus textos, lo cual dificultó su localización póstuma.

Guitarra vieja (1902-1934), en ese sentido, es un trabajo de recuperación y curación literaria de poemas que traen al presen- te distintos episodios y personajes de la vida criolla nacional, líricamente retratados por su autor.

La serie «El ciprés y la estrella», que da su primer paso con este libro, busca rescatar, a través de distintas fuentes, textos de autoras y autores de nuestra región con el objeto de empezar a discutir el orden de la literatura del litoral.

A veces serán reediciones de libros ya publicados y otras serán ediciones de inéditos o antologías de textos recuperados.

Matías Armándola

 

 

Aníbal Marc. Giménez. Nació en Gualeguaychú, el 18 de junio de 1875. Disgustado con su segundo nombre, Marcelino, lo tronchó para firmar con el Marc. para siempre. Fue, como su padre Juan Giménez, escribano. Orbitó el círculo de entrerrianos residentes en Buenos Aires, hacia fines del siglo XIX, con Martiniano Leguizamón a la cabeza, y colaboró, como sus coterráneos, en los principales medios de difusión culturales de la época.

Permaneció por algunos períodos de tiempo en Paraná, hasta instalarse definitivamente en Rosario, Santa Fe. Para entonces, toda su producción poética se encontraba dispersa en diarios, revistas y alguna que otra antología. Presuntamente, según interpretamos en el relevamiento de sus poemas, nunca tuvo la intención publicar un volumen de sus poesías, pero sí sabemos que las reunió cuidadosamente en una encuadernación perdida.

Además de Leguizamón, también mantuvo vínculos amistosos con los intelectuales: Guillermo Saraví, Antonio Monteavaro, Gustavo Caraballo, Alfredo Parodié Mantero, Damián P. Garat, Luis L. Etchevehere, y los santafesinos, Alcides Greca, Alberto J. Mazza y Wladimir Mikielievich.

Murió el 29 de junio de 1957, en pleno silencio rosarino

 

 

 

 

Guitarra vieja, Aníbal Marc. Giménez

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Es posible que el entrerriano Aníbal Marc. Giménez haya pasado desapercibido ante los radares críticos de la región debido a que nunca publicó un libro que reuniera sus textos, lo cual dificultó su localización póstuma.

Guitarra vieja (1902-1934), en ese sentido, es un trabajo de recuperación y curación literaria de poemas que traen al presen- te distintos episodios y personajes de la vida criolla nacional, líricamente retratados por su autor.

La serie «El ciprés y la estrella», que da su primer paso con este libro, busca rescatar, a través de distintas fuentes, textos de autoras y autores de nuestra región con el objeto de empezar a discutir el orden de la literatura del litoral.

A veces serán reediciones de libros ya publicados y otras serán ediciones de inéditos o antologías de textos recuperados.

Matías Armándola

 

 

Aníbal Marc. Giménez. Nació en Gualeguaychú, el 18 de junio de 1875. Disgustado con su segundo nombre, Marcelino, lo tronchó para firmar con el Marc. para siempre. Fue, como su padre Juan Giménez, escribano. Orbitó el círculo de entrerrianos residentes en Buenos Aires, hacia fines del siglo XIX, con Martiniano Leguizamón a la cabeza, y colaboró, como sus coterráneos, en los principales medios de difusión culturales de la época.

Permaneció por algunos períodos de tiempo en Paraná, hasta instalarse definitivamente en Rosario, Santa Fe. Para entonces, toda su producción poética se encontraba dispersa en diarios, revistas y alguna que otra antología. Presuntamente, según interpretamos en el relevamiento de sus poemas, nunca tuvo la intención publicar un volumen de sus poesías, pero sí sabemos que las reunió cuidadosamente en una encuadernación perdida.

Además de Leguizamón, también mantuvo vínculos amistosos con los intelectuales: Guillermo Saraví, Antonio Monteavaro, Gustavo Caraballo, Alfredo Parodié Mantero, Damián P. Garat, Luis L. Etchevehere, y los santafesinos, Alcides Greca, Alberto J. Mazza y Wladimir Mikielievich.

Murió el 29 de junio de 1957, en pleno silencio rosarino