Poesía
Errática
Milarepa, el monje tibetano del siglo XI, escribía sobre lugares lejanos sin haber salido jamás de su templo: utilizaba su capacidad de experimentar la visión pura. Bajo esa misma clave perceptiva pero con un autor de cuerpo y conciencia presentes en cada lugar, los poemas peregrinos de errática trazan un itinerario ajeno a las coordenadas que nos ciñen a esta dimensión: es poesía y puede saltar en tiempo y espacio, del Estrecho de Bering a una parada rural de autobuses en Gales, de Struga −“de nuevo nada nuevo / en esta irrealidad”− a Mazatepe, y preguntarse ante el Monasterio de San Naum si acaso este es “el paisaje que los muertos no olvidan”. Somos polizones en la maleta y a través de sus ojos vemos a cada sitio convertirse en un país quimérico. Víctor Rodríguez Núñez nos demuestra que la belleza aparece en esos rincones inesperados y utiliza imágenes poderosas para crear una atmósfera contemplativa. El viaje está dentro y fuera al mismo tiempo. Podríamos decir que en errática somos pasajeros pero también somos el viaje.
Daniel Calabrese
De Holyhead (Gales) a Lund (Suecia), 72 ciudades o lugares de este planeta, sus nombres, titulando 72 poemas, ni álbumes de postales ni apuntes de viaje: poemas nomás, y no menos. Una mirada o un pensamiento o una escritura (acá son lo mismo) puesta gozosamente a jugar o a crear (es lo mismo) lo que lo vivo de la escena le desata. A hacer que entren a jugar felices su juego las palabras, las frases, las imágenes. Aquella vieja y nunca a pesar de todo extinta cuestión de la imagen poética (“cuarteto de ola para cuerdas”, “piedras floridas hacia adentro”): precisos e inauditos sistemas de milagros mínimos, maquinarias de súbitas revelaciones chisporroteantes, erráticas. No por nada el título: una manera errática de situarse, desordenada y por eso más viva e imprevisible, rescoldos de una errancia por países y continentes para ver y pensar todo de otro modo. Pensar, imaginar, desacostumbrarse: ¿qué más?
Daniel Freidemberg
Víctor Rodríguez Núñez (La Habana, Cuba, 1955) es poeta, periodista, ensayista, traductor y catedrático. Ha publicado diecisiete libros de poesía, casi todos premiados y reeditados, siendo los más recientes desde un granero rojo (Premio Alfons el Magnànim-Valencia, Hiperión, 2013), despegue (Premio Fundación Loewe, Visor, 2016), el cuaderno de la rata almizclera (Buenos Aires Poetry, 2017), enseguida [o la gota de sangre en el nivel] (RIL-Æerea, 2018) y la luna según masao vicente (Espacio Hudson, 2021). Han aparecido antologías de su obra en once países de lengua española, y en traducción al alemán, árabe, chino, francés, hebreo, inglés, italiano, macedonio, neerlandés, serbio, sueco y vietnamita. Ha leído sus poemas en eventos literarios en más de cincuenta naciones. Durante la década de 1980 fue redactor y jefe de redacción de la revista cultural cubana El Caimán Barbudo, donde publicó numerosos trabajos sobre poesía y cine. Una selección de sus entrevistas con poetas hispanos se encuentra en La poesía sirve para todo (Unión, 2008). Compiló tres antologías que definieron a su generación, así como La poesía del siglo XX en Cuba (Visor, 2011). Ha realizado ediciones críticas o estudios sobre Julián del Casal, Dulce María Loynaz, José Coronel Urtecho, Emilio Ballagas, Cintio Vitier y Francisco Urondo, entre otros poetas. Ha traducido poesía tanto del inglés al español (Mark Strand, C.D. Wright, John Kinsella) como del español al inglés (Juan Gelman, Antonio Gamoneda, José Emilio Pacheco). Doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Texas en Austin, es catedrático de esa especialidad desde 2001 en Kenyon College, Estados Unidos.
Errática, Víctor Rodríguez Núñez
Poesía
Errática
Milarepa, el monje tibetano del siglo XI, escribía sobre lugares lejanos sin haber salido jamás de su templo: utilizaba su capacidad de experimentar la visión pura. Bajo esa misma clave perceptiva pero con un autor de cuerpo y conciencia presentes en cada lugar, los poemas peregrinos de errática trazan un itinerario ajeno a las coordenadas que nos ciñen a esta dimensión: es poesía y puede saltar en tiempo y espacio, del Estrecho de Bering a una parada rural de autobuses en Gales, de Struga −“de nuevo nada nuevo / en esta irrealidad”− a Mazatepe, y preguntarse ante el Monasterio de San Naum si acaso este es “el paisaje que los muertos no olvidan”. Somos polizones en la maleta y a través de sus ojos vemos a cada sitio convertirse en un país quimérico. Víctor Rodríguez Núñez nos demuestra que la belleza aparece en esos rincones inesperados y utiliza imágenes poderosas para crear una atmósfera contemplativa. El viaje está dentro y fuera al mismo tiempo. Podríamos decir que en errática somos pasajeros pero también somos el viaje.
Daniel Calabrese
De Holyhead (Gales) a Lund (Suecia), 72 ciudades o lugares de este planeta, sus nombres, titulando 72 poemas, ni álbumes de postales ni apuntes de viaje: poemas nomás, y no menos. Una mirada o un pensamiento o una escritura (acá son lo mismo) puesta gozosamente a jugar o a crear (es lo mismo) lo que lo vivo de la escena le desata. A hacer que entren a jugar felices su juego las palabras, las frases, las imágenes. Aquella vieja y nunca a pesar de todo extinta cuestión de la imagen poética (“cuarteto de ola para cuerdas”, “piedras floridas hacia adentro”): precisos e inauditos sistemas de milagros mínimos, maquinarias de súbitas revelaciones chisporroteantes, erráticas. No por nada el título: una manera errática de situarse, desordenada y por eso más viva e imprevisible, rescoldos de una errancia por países y continentes para ver y pensar todo de otro modo. Pensar, imaginar, desacostumbrarse: ¿qué más?
Daniel Freidemberg
Víctor Rodríguez Núñez (La Habana, Cuba, 1955) es poeta, periodista, ensayista, traductor y catedrático. Ha publicado diecisiete libros de poesía, casi todos premiados y reeditados, siendo los más recientes desde un granero rojo (Premio Alfons el Magnànim-Valencia, Hiperión, 2013), despegue (Premio Fundación Loewe, Visor, 2016), el cuaderno de la rata almizclera (Buenos Aires Poetry, 2017), enseguida [o la gota de sangre en el nivel] (RIL-Æerea, 2018) y la luna según masao vicente (Espacio Hudson, 2021). Han aparecido antologías de su obra en once países de lengua española, y en traducción al alemán, árabe, chino, francés, hebreo, inglés, italiano, macedonio, neerlandés, serbio, sueco y vietnamita. Ha leído sus poemas en eventos literarios en más de cincuenta naciones. Durante la década de 1980 fue redactor y jefe de redacción de la revista cultural cubana El Caimán Barbudo, donde publicó numerosos trabajos sobre poesía y cine. Una selección de sus entrevistas con poetas hispanos se encuentra en La poesía sirve para todo (Unión, 2008). Compiló tres antologías que definieron a su generación, así como La poesía del siglo XX en Cuba (Visor, 2011). Ha realizado ediciones críticas o estudios sobre Julián del Casal, Dulce María Loynaz, José Coronel Urtecho, Emilio Ballagas, Cintio Vitier y Francisco Urondo, entre otros poetas. Ha traducido poesía tanto del inglés al español (Mark Strand, C.D. Wright, John Kinsella) como del español al inglés (Juan Gelman, Antonio Gamoneda, José Emilio Pacheco). Doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Texas en Austin, es catedrático de esa especialidad desde 2001 en Kenyon College, Estados Unidos.
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