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Poesía

 

 

Cantos apocalípticos Una de las pretensiones de la poesía moderna es la de presentarse como una conciencia, como una visión, esto es, como un conocimiento de realidades ocultas, invisibles. Lo mismo han dicho poetas de todos los tiempos y lugares. Pero recordamos que Homero, Virgilio y Dante aseguraban, en su tiempo, que se trata de una revelación que viene del exterior y que un dios o un demonio habla por su boca. Asimismo, Góngora finge creer este poder sobrenatural:

 

"Cuántos me dictó versos dulce Musa... "

 

Pero el poeta moderno declara que habla en nombre propio: sus visiones las saca de sí mismo. Un torbellino sacude las fibras de su ser, y se siente tocado a decir cosas elaboradas en el subconsciente, vividas al compás de los acontecimientos contemporáneos, nada desdeñables en esta compulsa de vida-muerte que apunta con eficacia en esta larga y sinuosa operación de los días porvenir.

 

Así, las tentativas actuales se dirigen a tocar esa zona, donde los significados desaparecen devorados por las evidencias. La tensión extraordinaria del lenguaje de Juan Meneguín procede de una voluntad lanzada al encuentro de nuestros infinitos, los más secretos, los más temibles y, asimismo, el poeta lo sabe, los más irrisorios, en busca siempre de otro infinito: la esperanza del hombre en su proporción justa y humana. Sobre todo, humana. 

( Francisco Tomat Guido)

 

 

Juan Meneguín (Concordia, Entre Ríos, 1958). Obras: Cantos apocalípticos y otros poemas (1987), Ragas en la niebla (1991), Papel España (1996), Religión de misterios (Premio Fray Mocho, Editorial de Entre ríos (1999), Una canción para el verano (pliego, 2014).

Cantos apocalípticos, Juan Meneguin

$2.500,00
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Cantos apocalípticos Una de las pretensiones de la poesía moderna es la de presentarse como una conciencia, como una visión, esto es, como un conocimiento de realidades ocultas, invisibles. Lo mismo han dicho poetas de todos los tiempos y lugares. Pero recordamos que Homero, Virgilio y Dante aseguraban, en su tiempo, que se trata de una revelación que viene del exterior y que un dios o un demonio habla por su boca. Asimismo, Góngora finge creer este poder sobrenatural:

 

"Cuántos me dictó versos dulce Musa... "

 

Pero el poeta moderno declara que habla en nombre propio: sus visiones las saca de sí mismo. Un torbellino sacude las fibras de su ser, y se siente tocado a decir cosas elaboradas en el subconsciente, vividas al compás de los acontecimientos contemporáneos, nada desdeñables en esta compulsa de vida-muerte que apunta con eficacia en esta larga y sinuosa operación de los días porvenir.

 

Así, las tentativas actuales se dirigen a tocar esa zona, donde los significados desaparecen devorados por las evidencias. La tensión extraordinaria del lenguaje de Juan Meneguín procede de una voluntad lanzada al encuentro de nuestros infinitos, los más secretos, los más temibles y, asimismo, el poeta lo sabe, los más irrisorios, en busca siempre de otro infinito: la esperanza del hombre en su proporción justa y humana. Sobre todo, humana. 

( Francisco Tomat Guido)

 

 

Juan Meneguín (Concordia, Entre Ríos, 1958). Obras: Cantos apocalípticos y otros poemas (1987), Ragas en la niebla (1991), Papel España (1996), Religión de misterios (Premio Fray Mocho, Editorial de Entre ríos (1999), Una canción para el verano (pliego, 2014).